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Asturias Miguel Ángel

(comp.) Justo Fernández López

Historia de la literatura hispanoamericana

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MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS

Semblanza

Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899-1974), autor, diplomático y premio Nobel de Literatura 1967, nació en 1899 en la Ciudad de Guatemala, y provenía de una familia de clase media. Su madre era una maestra de escuela con antecedentes familiares mixtas (indígena y español), y su padre, Ernesto Asturias, era un abogado de origen español.

Comenzó los estudios de Derecho en universidades de su país, pero pasó a estudiar antropología y literatura en la Sorbona de París, ciudad en la que recibió la influencia del poeta surrealista francés André Breton. En París estudió las antiguas religiones americanas. Se doctoró sobre el problema social del indio americano. Fruto de sus estudios en París fue su primera obra Leyendas de Guatemala (1930). Finalmente se convirtió en autor y ganó el premio Nobel de la literatura en 1967. Pasó una parte importante de sus estudios en París, Francia, pero también viajó por toda América Latina.

En 1942 fue elegido diputado en su país y, a partir de 1946, fue embajador en México, Argentina y El Salvador, hasta que, en 1954, se exilió de Guatemala. Posteriormente, fue embajador en Francia, entre 1966 y 1970. Sus poemas y novelas, de contenido fuertemente antiimperialista, le valieron el Premio Lenin de la Paz en 1966 y el Premio Nobel de Literatura en 1967. La muerte le sobrevino, tras una penosa enfermedad, en 1974, cuando se encontraba en Madrid (España).

Obra

Además de novela, Asturias también escribió poesía de vanguardia. Su pureza estilística y el amor a la patria le encaminaron hacia un tipo de novela artístico-psicológica con énfasis sobre la sátira político-social. Su ironía amarga, a veces violenta, en un lenguaje mezcla de lengua popular hablada por el pueblo centroamericano con audaces figuras de cultismo de poeta de vanguardia producen en Asturias un efecto de pesadilla fantástica y a la vez naturalística, especie de realismo mágico.

Para Asturias la novela americana que ha empezado en 1920 posee tres elementos esenciales:

a)    El paisaje, pues la naturaleza no ha sido cominada.

b)    El lenguaje, pues trata de buscar y verbalizar la expresión americana propia, con estilo y formas propias.

c)     Preocupación por los problemas político-sociales del pueblo.

Según va avanzando la nueva novelística, se va perdiendo la preocupación criollista, costumbrista, pintoresca e incluso idílica y se concentra más en el tema del “hombre americano” y su expresión propia. Para Asturias, si en en América es grande la naturaleza, más lo es la tragedia americana. La “tragedia del homo americanus” se va imponiendo en la novelística.

Asturias revive los antepasados del hombre americano. Sus obras ofrecen un vigoroso testimonio de protesta, pero también tienen una enorme calidad poética que las eleva por encima de muchos panfletos literarios. Ningún escritor americano ha conseguido darnos, con tal dramatismo, la lacerante angustia del hombre americano, con una riqueza lingüística y plástica tan original. En su obra, al igual que en la del escritor cubano Alejo Carpentier, el mito se hace presente, pero a diferencia del cubano, organiza sus novelas en torno a los mitos precolombinos. 

Novelas

El señor presidente (1943) es la novela que le ha dado fama internacional, en la que traza el retrato de un dictador de una manera caricaturesca y esperpéntica, pero siguiendo una estructura regida por la lucha entre las fuerzas de la luz (el Bien, el pueblo) y las fuerzas de las tinieblas (el Mal, el dictador) según los mitos latinoamericanos.

La novela, considerada como un punto de referencia en la literatura de América Latina y una de las cinco máximas novelas americanas, explora la naturaleza de la dictadura y sus efectos en la sociedad. Asturias es uno de los primeros en utilizar una técnica literaria que actualmente es conocida como realismo mágico. Siendo una de las obras más notables del género literario conocido como novela del dictador, fue desarrollada a partir de un cuento que Asturias había escrito anteriormente para protestar contra la injusticia social, tras un devastador terremoto que sacudió la ciudad natal del autor. Retrato del expresidente de Guatemala, Manuel Estrada Cabrera, durante su último mandato. Asturias escribió El Señor Presidente basado en su gobierno.

El personaje del presidente raramente aparece en la novela, pero Asturias crea un número de otros personajes para demostrar los terribles efectos de la dictadura. Su uso de imágenes de sueños, onomatopeya, símiles y la repetición de frases, combinada con una estructura discontinua que consiste en cambios abruptos de estilo y de punto de vista, surgen de influencias surrealistas y ultraístas. El estilo de El Señor Presidente influenció a una generación de autores latinoamericanos. Los temas de la novela de Asturias, tales como la incapacidad de distinguir entre la realidad y los sueños, el poder de la palabra escrita en las manos de las autoridades y la alienación producida por la tiranía, se centran en la experiencia de vivir bajo una dictadura.

Es también un libro de protesta militante: la descripción de un régimen dictatorial en términos de terror, maldad y muerte. En las cuatro cadenas de episodios que integran la trama predominan el miedo y la crueldad. Este tema mítico vuelve a aparecer en Hombres de maíz (1949) aunque ahora la luz está representada por los indígenas y las tinieblas por los hombres de maíz, los colonizadores que llegan a explotar las tierras de los campesinos en beneficio propio. En esta obra, Asturias logra hermanar armoniosamente lo mítico-maravilloso con la dura realidad de la vida indígena.

Se ha hablado de farsa tragicómica, esperpento, caricatura a propósito de esta novela. Una lectura atenta nos muestra que, partiendo de una realidad brutal, Asturias hace un enorme esfuerzo poético y estilístico usando un lenguaje poético con continuos efectos sonoros y frecuentes repeticiones: “Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre, Luzbel de Piedralumbre”.

“Ángel abandonó la cabeza en el respaldo. Seguía la tierra baja, plana, caliente de la costa con la sensación de ir en tren, de no ir en tren, de irse quedando atrás del tren, cada vez más atrás del tren, más atrás del tren, cada vez más atrás, cada vez más atrás, más y más cada vez, cada vez más y más cada vez, cada vez, cada vez, cada-ver, cada vez cadáver, cada ver, cada ver, cada ver, cada ver...”

Toda la obra está envuelta en una atmósfera de negrura constante: injusticias, asesinatos a sangre fría, torturas, delaciones. “La supresión de un prójimo suponía la adhesión más grande al señor presidente”. Algunas páginas muestran un tremendismo comparable a Camilo José Cela o a las pinturas de José Gutiérrez Solana: Los zopilotes, por ejemplo, intentan comerse vivo a un pobre idiota. Abundan contrastes bruscos y terribles.

El cacique malvado que oprime al pueblo, personaje frecuente en la novela americana, ha ascendido aquí a presidente de la República (presidente Estrada Cabrera de Guatemala). Sus crímenes brutales alternan, en contraste burlesco, con las alabanzas del poeta oficial, que le proclama nada menos que “el primer prohombre superior que jamás haya existido, el superhombre de Nitche (sic)”.

Todos los personajes actúan de una manera inconsciente, presas de una violenta exaltación; la realidad está poblada de pesadillas; los personajes parecen simples muñecos. El escenario parece envuelto en la penumbra. Las figuras reducen a sombras. “Nada es estable. Retratos y retratos confundiéndose en un estado que no es ni sólido, ni líquido ni gaseoso, sino el estado de la vida en la mar”. A fuerza del recurso del esperpento, esta novela se convierte en la más dura acusación que jamás haya existido en América contra la marea de corrupción, de hipocresía y de ambigüedad de conciencia que trae consigo toda dictadura.

Las metáforas de Asturias tienen un desgarro que parece de raíz ibérica, quevedesca: “Un calabozo que era casi una sepultura en forma de guitarra”. A veces se acerca a la greguería (pura libertad mental en la comparación”: “al que le tiemblan las mandíbulas sin poder hablar está telegrafiando angustias”.

El contenido político está ligado a la denuncia social: la tiranía es posible porque todos se limitan a devorar al más débil, porque el mundo es cruel y cobarde. Asturias es una muestra de cómo se puede hacer denuncia social sin caer en el realismo socialista sin calidad artística. La novela está escrita en lengua conversacional con una facilidad asombrosa.

Hombres de maíz (1949). Novela, cuyo título hace referencia a un mito del Popol Vuh, uno de los libros sagrados de los mayas, considerada la obra maestra de Asturias, aunque sigue siendo una de sus novelas menos comprendidas. Fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español «El Mundo». El libro está escrito en seis partes, cada una explorando el contraste entre las costumbres tradicionales de los indígenas y las de una sociedad que está en pleno proceso de modernización y cambio. Explora el mundo mágico de las comunidades indígenas, un tema del cual el autor era a la vez apasionado y conocedor.

La novela se basa en la leyenda tradicional, aunque la historia es una creación propia de Asturias. La primera parte presenta la vida del indio en un marco sacral, contrapuesta al marco de profanación comercial moderno.

El argumento gira en torno a una comunidad indígena aislada (los hombres de maíz o "gente del maíz"), cuya tierra está amenazada por personas ajenas, con el propósito de su explotación comercial. Un líder indígena, Gaspar Ilom, encabeza la resistencia de la comunidad contra los colonos, quienes lo matan con la esperanza de frustrar la rebelión. Más allá de su tumba, Ilom vive como un "héroe popular"; a pesar de sus esfuerzos, no puede prevenir que la gente pierda sus tierras.6 En la segunda mitad de la novela, el personaje central es un cartero, Nicho, y la historia gira en torno a la búsqueda de su esposa perdida. En el curso de su búsqueda, abandona sus funciones, atados como los son a la "sociedad de los blancos", y se transforma en un coyote, el cual representa a su espíritu guardián. Esta transformación es otra referencia a la cultura maya; la creencia en el nahualismo o la capacidad del hombre de asumir la forma de su animal guardián, es uno de los muchos aspectos esenciales para la comprensión de los significados ocultos de la novela.

A través de la alegoría, Asturias muestra cómo el imperialismo europeo domina y transforma las tradiciones indígenas en las Américas. Al final de la novela, como lo señala Jean Franco, "se ha perdido el mundo mágico de la leyenda indígena"; pero concluye con una "nota utópica", cómo las personas se convierten en hormigas para transportar el maíz que han cosechado. Escrita en forma de mito, la novela es experimental, ambiciosa y difícil de comprender. Por ejemplo, su "esquema de tiempo es un tiempo mítico en el que miles de años pueden ser comprimidos y vistos como un momento único"; además, el lenguaje del libro es "estructurado de manera análoga a los idiomas indígenas". Debido a su enfoque inusual, transcurrió algún tiempo antes de que la novela fuera aceptada por los críticos y el público. Con sus asociaciones fonéticas y su ritmo es de difícil lectura.

«Con Hombres de maíz comienza la elegía y el himno al mundo feliz perdido. En una atmósfera de intenso animismo, en el que palpita y se mueve la naturaleza, y en la que el hombre parece vivir dos vidas al mismo tiempo, la propia y la de su «nahual», se abre ante los lectores un mundo insospechado, misterioso, en el que la lucha diaria del vivir se apoya en la recuperación continua y secreta del espíritu. La maldad de los hombres que representan la perversión del poder no logra destruir la región interior en la que se lleva a cabo tal recuperación. El tema de la injusticia recibe un tratamiento participativo; en el martirio de un pueblo se asientan las categorías espirituales que aseguran un futuro diferente. La intención política está en la raíz de la denuncia, pero en la novela se impone una nota de cálida humanidad. La consideración del hombre, tan rico espiritualmente, mortificado por la arbitrariedad, conduce a profundas reflexiones acerca del significado de la vida y de la muerte en un mundo de estas características. La muerte acaba por asumir el papel de liberadora en el infortunio. En las novelas sucesivas se acentúa el compromiso de Asturias, adopta matices claramente políticos. La «trilogía bananera» — constituida por Viento fuerte (1949), El Papa Verde (1950) y Los ojos de los enterrados (1960), con el amarguísimo intermedio de Week-end en Guatemala (1956), referido a la invasión del país por mercenarios en la época del gobierno de Árbenz— tiene significado sobre todo como adhesión del escritor a las esperanzas y las durísimas desilusiones de su pueblo.» [Giuseppe Bellini]

Viento fuerte (1950) fue citada en el discurso de entrega del Premio Nobel, que le fue concedido por 'sus coloridos escritos profundamente arraigados en la individualidad nacional y en las tradiciones indígenas de América'.

El papa verde (1954) es una novela que integra la llamada “Trilogía de la república de la banana” y tiene como principales protagonistas a quienes integran el pueblo guatemalteco, víctimas sometidas al yugo de la dominación imperialista que, no obstante su situación, resisten a la opresión, manteniendo y reproduciendo en las condiciones más adversas, una identidad propia.

Esta novela denuncia la penetración del capital extranjero en los resortes del Estado y la creación de un poder distinto y superior al aparato del Gobierno. La formidable figura de Maker Thomson, a quien apodan “el papa verde”, empeñado en la tarea de crear un inmenso imperio en Centroamérica y aspirante a la presidencia de la Tropical Bananera, se contrapone a la de Mavati, arquetipo del elemento mágico y mitológico presente siempre en la obra del gran narrador guatemalteco. Los esfuerzos de los Lucero, herederos de Lester Mead y fieles a su proyecto de fundar una cooperativa en lucha contra la compañía, completan la trama argumental de esta impresionante novela.

Los ojos de los enterrados (1960) fue la última novela de la trilogía bananera de Miguel Ángel Asturias. Describe la vida en las plantaciones bananeras de la United Fruit Company en Guatemala y es el desenlace de la trama iniciada en Viento Fuerte y El Papa verde. Históricamente abarca desde la huelga en la costa atlántica en Guatemala hasta la caída del régimen pro-frutera del general Jorge Ubico en julio de 1944. Está basada en los tres actos del Popol Vuh, el libro sagrado de los indígenas guatemaltecos, y en episodios reales de la historia de Guatemala. Con Los ojos de los enterrados concluye el ciclo político iniciado con El Señor Presidente, sin que en ningún momento decaiga el compromiso.

El alhajadito (1961) es uno de sus relatos más misteriosos y fascinantes. Es un relato donde la naturaleza habita por dioses y demonios infatigables en el universo, donde la superstición y la religión del catolicismo confunden las memorias de las creencias y sus ritos. Es un relato donde la naturaleza habita por dioses y demonios infatigables en el universo, donde la superstición y la religión del catolicismo confunden las memorias de las creencias y sus ritos, donde los sueños son las principales puertas por las cuales puede recuperarse el pasado a atisbar a un probable y fabuloso futuro, un niño emprende una aventura fantástica en las cuales hay formas amenazantes o favorables  de la violenta naturaleza tropical, de los símbolos, los presagios y los encantamientos que son la base primordial de la memoria latente y no dominada de su raza. Este relato también espera un lector de aventura. Como las obras mayores del escritor Miguel Ángel Asturias, este misterioso relato es una experiencia lingüística y narrativa cuyo puesto en la literatura contemporánea es indiscutible y definitiva.

Mulata de tal (1963) vuelve al tema de la mitología indígena de Hombres de maíz y nos presenta el mal desde la concepción india y cristiana.

«Entre presencias divinas y demoníacas, entre enanos y «gigantones», en un mundo deforme y surreal agitado por la lucha entre los demonios «terrígenas» y el demonio cristiano, toma cuerpo una filosofía de la conquista que proclama las excelencias y la bondad del mundo indígena sobre el mundo hispánico, portador únicamente del desorden y del pecado. Asturias manifestó que su intención había sido fijar para siempre, en el libro, por encima del desgaste temporal y antes de que las borrara la civilización de las máquinas y del consumo, las características del mundo indo-hispánico, los usos, las costumbres, sus creencias y leyendas. Sin embargo, Mulata de tal superó con creces todos estos propósitos, hasta constituirse en una categoría irrepetible del espíritu, una de las creaciones de mayor relieve del escritor guatemalteco, en la que él derramó a manos llenas los dones de su fantasía, su capacidad verdaderamente asombrosa de invención.» [Giuseppe Bellini]

Maladrón (Epopeya de los Andes verdes) (1969) no es una novela de vagabundeo lingüístico, sino un alegato en contra de la Conquista. Para Asturias, los conquistadores fueron como Colón en tierra firme: este, buscando Cipango y Catay encuentra América; aquellos, buscando la confluencia de los dos mares descubren algo distinto. Dicho hallazgo los trasciende de una manera que no comprenden.

Al inicio, la trama se centra en la Conquista. Enfrenta, en una “guerra de magias”, a Caibilbalán contra los teules. Uno de sus consejeros aboga por una guerra de guerrillas contra los invasores, pero el “Gran Mam”, ordena un repliegue hacia las montañas, a la región del “Talbin, el agua más deliciosa del mundo… donde según creencias se juntan los océanos”. Sú propósito coincide con el del español Ángel del Divino Rostro, quien enuncia: “Voy a morir buscando donde se juntan el mar que navegamos y el mar que va a la China. Mi teoría es que se juntan subterráneamente”.

El nudo narrativo vincula la Conquista con el culto a Maladrón. Dos españoles errantes encuentran a los indios tiburones, una tribú gesticulante que cometían “la misma herejía que Zaduc… (quien) militaba en la secta de los saduceos gesticulantes, para quienes el Maladrón era el verdadero mártir de Gólgota”. Zaduc es una suerte de anagrama de Judas. Sin embargo, los indios gesticulan para aplacar a Cabracán, dios de los terremotos. Paulatinamente, se asienta el culto a Maladrón, patrono de los conquistadores, según Asturias.

Se desarrolla una historia de amor entre Antolinares y María Trinidad, quien da a luz al primer mestizo. Tras una serie de ritos y conspiraciones, un grupo disidente se fuga del asentamiento, incluyendo a la disímil pareja y su retoño, “vástago de dos razas fundidas y para siempre como dos océanos de sangre”.

Los protagonistas descubren al mestizo, el punto de confluencia de dos inmensos torrentes culturales. Sin embargo, han implando otra cruz en América: la de Maladrón. Sus seguidores sucumben ante Cabracán, deidad telúrica.

En Maladrón la realidad se funde con el mito en un sentido de «indianidad» que toda la producción de Asturias ha ido proclamando. Es el juicio en tomo a la conquista española y la obstinada afirmación de un futuro positivo para el mundo indo-hispánico: «¡Todo está lleno de comienzo!» es la frase que se repite en el texto.

Viernes de dolores (1972) fue la última novela de Miguel Ángel Asturias. Evoca las luchas políticas en las que participó Asturias durante su época de estudiante. Pero el libro se abre sobre un gran mural de la ciudad de los muertos, cuyo significado simbólico es evidente mucho más allá de las presencias de Quevedo. Describe la organización del Honorable Comité de Huelga de Dolores de la Universidad Nacional de Guatemala. Asturias fue uno de los primeros en utilizar una técnica literaria que actualmente es conocida como realismo mágico.

Los orígenes de la Huelga de Dolores se remontan al año de 1898 en la Ciudad de Guatemala, cuando el entonces presidente de la república, el licenciado Manuel Estrada Cabrera, dio a la población algunas libertades de expresión; aprovechando la situación los estudiantes de las Facultades de Medicina y de Derecho de la Universidad Nacional se involucran en una huelga para presionar al gobierno del presidente Manuel Estrada Cabrera para la apertura y mejoramiento de escuelas primarias; esta huelga sirvió como impulso para que poco después de un mes los estudiantes crearan una manifestación satírica para criticar a funcionarios públicos y ciudadanos de la sociedad guatemalteca, y que se llevó a cabo el 1 de abril de 1898, la cual sería conocida como «Huelga de Dolores».

Cuentos

Rayito de estrella (1925)

Leyendas de Guatemala es una re-narración de cuentos de origen maya de Guatemala, el país natal de Asturias. Refleja los estudios de antropología y de civilizaciones indígenas centroamericanas que el autor llevó a cabo en la Sorbona en Francia, donde fue influenciado por la perspectiva europea. La naturaleza de la tradición oral se hace evidente, como se muestra en la dedicatoria: "A mi madre, que me contaba cuentos." Esto refleja el carácter tradicional de los cuentos, en el que Asturias, a través de su ficcionalización, lleva la memoria colectiva a un nivel superior de conciencia. De acuerdo a Jean Franco, el libro se compone de "recreaciones líricas del folclore guatemalteco, muchas de las cuales se inspiraron en fuentes precolombinas y coloniales".

El estilo narrativo de Leyendas de Guatemala es el producto de un experimento afortunado que estableció una estructura que puede denominarse intuición poética, y un estilo que puede considerarse un precursor del movimiento literario conocido como realismo mágico. Se puede leer Leyendas de Guatemala no sólo desde una perspectiva antropológica, sino también como una experiencia estética que confirma la originalidad del estilo.

Week-end en Guatemala (1956), obra de realismo social y de denuncia, es una crónica ficticia de la terrible guerra relámpago que abatió al gobierno de Arbenz e impuso la dictadura de Castillo Armas, con la intervención de los trusts norteamericanos de explotación frutera, "¿No ve las cosas que pasan? ¡Mejor llamarlas novelas!" Esta desesperada sentencia, a modo de epígrafe, define la fluctuante relación de crónica y ficción en estos relatos desgarradores.

El espejo de Lida Sal (1967) es la historia de Lida Sal, una mulata “más torneada que un trompo” que fregaba los platos en el comedor de un pueblo y que se enamoró de un joven hacendado. Dada su condición humilde, la única manera que encontró para lograr que el hombre de sus sueños cayera en sus brazos fue a través de un hechizo. Dormir con el disfraz de “perfectante”, que eran ciertos personajes que acompañaban la procesión en que el anhelado amante vestiría ese atuendo extravagante y chillón. Pero para lograr el encantamiento, existía la condición de que la mujer que vistiera el traje debía verse de cuerpo completo en un espejo. Lida Sal no tenía uno.

Tres de cuatro soles (1971) es el testamento literario del Miguel Ángel Asturias. Historia personal e historia del mundo, "ars poetica" y cosmogonía, narración que salta de la realidad vivida a la historia mítica de los hombres y los dioses, esta obra del autor guatemalteco se trasmuta en una nueva fábula a partir de los soles toltecas.

Teatro

Su producción teatral es poco conocida y trata más o menos los mismos temas, como Chantaje o Dique seco ambas de 1964.

Soluna; comedia prodigiosa en dos jornadas y un final (1955)

La audiencia de los confines; Crónica en tres andanzas (1957)

Chantaje, Dique seco, Soluna, La audiencia de los confines (1964)

El Rey de la Altaneria (1968)

Poesía

Rayito de estrella; fantomima (1929)

Emulo Lipolidón: fantomima (1935)

Sonetos (1936)

Alclasán; fantomima (1940)

Con el rehén en los dientes: Canto a Francia (1942)

Anoche, 10 de marzo de 1543 (1943)

Poesía: Sien de alondra (1949)

Ejercicios poéticos en forma de soneto sobre temas de Horacio (1951)

Alto es el Sur: Canto a la Argentina (1952)

Bolívar: Canto al Libertador (1955)

Nombre custodio e imagen pasajera (1959)

Clarivigilia primaveral (1965)

Sonetos de Italia (1965)

Ensayos

Sociología guatemalteca: El problema social del indio (tesis) (1923)

La arquitectura de la vida nueva (1928)

Carta aérea a mis amigos de América (1952)

Rumania; su nueva imagen (1964)

Latinoamérica y otros ensayos (1968)

Comiendo en Hungría (relato de viajes, co-escrito con Pablo Neruda) (1969)

América, fábula de fábulas y otros ensayos (1972)

La cultura indígena

Asturias basa su trabajo en las tradiciones y leyendas de sus antepasados y trata de proporcionar una representación precisa de la cultura indígena, mezclada con elementos coloniales europeos. Utiliza ciertos aspectos de la cultura indígena tradicional "para demostrar que el futuro de su país depende del reconocimiento y de la validación de la herencia indígena".

Su estilo es único porque incorpora técnicas occidentales con elementos temáticos y estilísticos de la literatura indígena y combina modos de narración orales y textuales. No es posible categorizar su trabajo dentro de uno de los géneros literarios, aunque algunos consideran que Leyendas de Guatemala es una obra precursora del realismo mágico o “lo real maravilloso”.

Cada cuento en Leyendas de Guatemala es un poema en forma de prosa, en la cual cada palabra tiene importancia. Los cuentos están unidos por un denominador común: un plano de ficción compartido. Todas las leyendas tienen la forma de un cuento con la excepción del último, Cuculcán que tiene la forma de una obra de teatro, originalmente escrita para el teatro en Madrid.

La introducción titulada Ahora me acuerdo presenta a un narrador que es bastante identificable con el autor. La segunda introducción titulada Guatemala presenta el universo en el que las leyendas van a tener lugar.

La fluidez de los cuentos de Asturias es una parte muy importante de su literatura. Los cuentos suelen tener una tonalidad musical, como si tuvieron que ser narrados a voz alta, lo que es facilitado por la repetición de ciertas frases. Un ejemplo es la repetición de "Cuco de los Sueños va hilando los cuentos".

La ficción de Asturias puede ser clasificada como neo-indigenista, una evolución de literatura indigenista que se define por su postura crítica contra la dominación europea de los nativos americanos. Mientras la literatura indigenista dibuja un retrato exótico, estereotípico de los pueblos indígenas, Asturias representa la cultura nativa como una faceta continua y integral de Guatemala y basa su trabajo en las tradiciones y leyendas de sus antepasados. Asturias utiliza elementos de la cultura tradicional "para demostrar que el futuro de su país depende del reconocimiento y de la validación de la herencia indígena".

Lo indígena, lo colonial y lo moderno conviven por igual en las leyendas. Leyendas de Guatemala pone de relieve el diálogo entre las distintas influencias culturales, indígenas y europeas, en vez de promover la idea de la hibridación cultural o del mestizaje. Con la evolución de la sociedad y los avances en la tecnología, hubo una constante necesidad de redefinir la cultura indígena en estos contextos cambiantes. En este sentido, el desarrollo de la nación guatemalteca y la identidad de su pueblo se muestra a través de la narración de las diferentes leyendas.

Asturias presenta la cultura de Guatemala como superpuesta sobre una herencia maya, siguiendo un modelo de palimpsesto: una cultura superpuesta sobre otra más antigua, que también está superpuesta a otra, etc. Para comprender la identidad guatemalteca es necesario combinar todos estos niveles y unirlos como partes de un relato común. Asturias combina elementos nativos y europeos no solo de un cuento a otro, sino incluso dentro de las leyendas. Leyendas de Guatemala puede ser visto como una reacción contra la purificación racial y en favor de una conciliación cultural representada por la identidad híbrida.

Para Asturias, una leyenda es un artefacto cultural en un estado de cambio constante. Queriendo ser parte de este cambio, Asturias utilizó leyendas populares y conocidas y las modificó, combinando ciertos elementos y transformando algunas partes hasta dejarlas irreconocibles.

Leyendas de Guatemala se basa en gran parte en el Popol Vuh, un antiguo texto que contiene, entre otros, los mitos de creación, de los maya-quichés. En 1927, Asturias colaboró en la traducción del Popol Vuh o Biblia de los mayas, y como tal se vio también inmerso en sus leyendas. Para la creación de una nación híbrida era necesario un conjunto de mitos de creación nuevos y revisados.

Realismo mágico

El proceso de pensamiento mítico que caracteriza a los cuentos de Leyendas de Guatemala debe ser visto como la base de una nueva visión de la realidad, de un nuevo tipo de lógica basada en el ámbito de lo mítico y que se acerca al llamado realismo mágico. Aunque el pensamiento mítico de Asturias es precursor del realismo maravilloso, “lo real maravilloso” de Alejo Carpentier, que promoverá más tarde el realismo mágico de la literatura del boom.

Miguel Ángel Asturias tenía más interés en la presentación de las cualidades reales de las cosas mágicas como fuente de una nueva identidad nacional, y no en el realismo mágico de la narrativa del boom. Aunque las Leyendas de Guatemala presentan, por primera vez, rasgos de lo que más tarde se conocerá como realismo mágico: unión de la realidad con la ficción. En la concepción del tiempo y el espacio, ya se estaba gestando la lógica del realismo mágico.

Influencia europea y LATINOAMERICANA

Asturias estudió en París entre 1924 y 1933 y pudo observar Guatemala, su país de origen, desde una cierta distancia. Estudió la cultura maya con Georges Renaud, que fue su director y tuvo una influencia significativa en su desarrollo literario.

En su estancia en París también tomó contacto Asturias con el surrealismo, que dejó huellas en sus obras; por ejemplo, en el uso de objetos opuestos e incongruentes, que abre el ámbito de percepción de lo maravilloso: "esto" es también "aquello".

Antes de su estancia en París, Asturias había viajado a México en 1921 para participar al Congreso Internacional de Estudiantes organizado por la Federación Mexicana de Estudiantes, con la participación de José Vasconcelos, filósofo, educador y político mexicano, que se había opuesto al positivismo y al régimen de Porfirio Díaz, impulsando una corriente crítica y de renovación ideológica y política. En 1925, Vasconcelos publicó La raza cósmica, donde expuso algunas de sus reflexiones sobre el indigenismo, a las que dotaría a partir de 1930 de una orientación política conservadora. La obra filosófica de Vasconcelos se caracteriza por una reivindicación del valor de la intuición emotiva, que opone a toda forma de intelectualismo y a la que sitúa en la base de su sistema metafísico. En sus obras posteriores, Vasconcelos mantuvo una postura de enfrentamiento al oficialismo, reclamando la vuelta a los valores revolucionarios iniciales, la revisión de la historia nacional, el apoyo al mestizaje indio-español y la conciliación de las ideas de libertad y orden, en la búsqueda de un México nuevo. Esto tuvo influencia importante en el desarrollo de ideas sobre las culturas mestizas de Asturias.

Igualmente importante fue la participación de Asturias en la agencia de prensa Prensa Latina, compuesto de un grupo de activistas comprometido con la "revitalización del poder latino". En marzo de 1928, Asturias viajó a La Habana, ciudad de "cruce de caminos" de activistas del mundo entero. Allí entró en contacto con miembros del movimiento del Vanguardismo cubano. El tiempo pasado en Francia y Cuba dieron a Asturias la oportunidad de tener contactos importantes y le dieron la posibilidad de reflexionar sobre los orígenes y la identidad de su país.

Así Asturias comenzó a revisar su opinión acerca de la cultura indígena. Se puede observar una rápida transformación en la obra de Asturias, al comparar su tesis El problema social del Indio, escrito en la década de 1920, con Leyendas de Guatemala, escrito en la década de 1930: en la tesis, Asturias apoya la inmigración extranjera para regenerar la indígena, mientras que en Leyendas de Guatemala valora y admira la cultura indígena, e incluso llega a "darse el papel de portavoz" de los indígenas.

El libro considerado como el antecedente más directo de Leyendas de Guatemala es La tierra del faisán y del venado por Antonio Mediz Bolio. Bolio construyó un país imaginario, utilizando la literatura de ficción en la que entremezcló cuentos populares mayas y elementos del modernismo hispánico, muy parecido a lo que Asturias hizo más tarde en 1930.

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