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Pronombres átonos - colocación

© Justo Fernández López

Gramática española - Nivel superior

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colocación de las formas átonas del prnombre

Los pronombres átonos dependen morfológicamente de un verbo. Cuando aparecen enclíticos, siguen a la base verbal a la que se adjuntan y forman con ella una sola palabra gráfica. También puede aparecer como proclíticos y preceder a esta base verbal. En este caso constituyen palabras diferentes.

«Los pronombres átonos se denominan a menudo PRONOMBRES CLÍTICOS o simplemente CLÍTICOS en la lingüística actual. Se aceptará aquí el primero de estos dos términos, pero no el segundo, ya que los elementos clíticos no son necesariamente pronominales». [RAE: NGLE 2009, § 16.7b]

Posición de los pronombres átonos en relación con el verbo

Los pronombres átonos aparecen enclíticos (pospuestos al verbo), cuando se adjuntan a los infinitivos, los gerundios y los imperativos afirmativos:

¿Vas a comprármelo?

Comprándolo ahora te sale más barato.

Cómpramelo.

Se anteponen al resto de las formas personales del verbo:

Te lo voy a comprar.

Si lo compras ahora te saldrá más barato,

No lo compres, que es muy caro.

La anteposición de los pronombres átonos es unidireccional, es decir, los pronombres que inciden sobre el verbo subordinado pueden pasar a la oración principal, pero no a la inversa:

Me permitió probarlo > Me lo permitió probar.

No es posible Permitió probármelo (posposición de me); esta oración posee un significado distinto del que manifiesta la que muestra el pronombre me como complemento de permitir.

Me permitió leer la carta > Me permitió leerla.

Pero en Permitió leérmela se da un cambio de significado: ‘permitió que alguien me la leyera’.

En la lengua popular de España se registran imperativos con proclíticos en las formas coincidentes con los tiempos del subjuntivo. Estas secuencias están frecuentemente desprestigiadas. En la literatura se utilizan de manera ocasional como recurso caracterizador:

Lo coja usted mismo.

Me lo explique usted.

Se sienten ustedes.

Se callen todos.

Padre, me ponga dos botellas.

Aún encontramos en la lengua escrita verbos conjugados con pronombres enclíticos, pero estas expresiones se perciben como arcaizantes. Eran habituales estas construcciones en telegramas para ahorrar palabras:

Al final ofreciole un precio rebajado.

Ruégole...

En el español hablado en el área noroccidental de la Península Ibérica se registran formas personales del verbo con pronombres enclíticos, por calco del gallego:

Esta muerte causole un gran sufrimiento.

Pondrase bueno muy pronto.

Combinados entre sí, los pronombres átonos forman conglomerados o grupos (se lo, me las, te las, se me la, etc.). Estos grupos se colocan antepuestos o pospuestos en las mismas condiciones que cuando aparece un solo pronombre. Los grupos de pronombres átonos no se separan cuando se anteponen:

Se lo daré > Tengo que dárselo > Dáselo tú > No se lo des.

Cuando cada uno de los pronombres complementa a un verbo distinto, los dos pronombres átonos aparecen separados. En caso de anteponerlos, no se puede anteponer uno solo de los pronombres, hay que anteponer los dos, pues forman un segmento morfofonológico que no se deshace si se dan otras anteposiciones:

Le enseñó a decirlo > Se lo enseñó a decir.

Me hizo devolverlo > Me lo hizo devolver.

Te oír cantar un aria > Te oí cantarla > Te la oí cantar.

Quisiera oírte cantarlo > Quisiera oírtelo cantar > Te lo quisiera oír cantar.

Pero se rechazan construcciones donde se ha deshecho indebidamente el conglomerado:

Quisiera oírtelo cantar > *Te quisiera oírlo cantar.

Los grupos verbales formados con infinitivos transitivos que complementan a hacerse y dejarse reciben interpretación pasiva. En ausencia de reflexivo, el infinitivo recibe interpretación activa. Los pronombres reflexivos que aparecen en estas construcciones son complementos del verbo principal, no del infinitivo subordinado, por tanto no pueden pasar del verbo principal al subordinado. Pero si el infinitivo transitivo lleva un complemento directo pronominal átono, este puede anteponerse al verbo principal y forma con el reflexivo se un segmento morfofonológico:

Se dejó atrapar.

No te haces respetar.

Hazte oír.

No se deja tocar la cabeza.

Lo dejé invitar.

Me dejó invitarlo.

No se hacía respetar > *No hacía respetarse;

Hágase usted oír > *Haga usted oírse.

Se hizo servir el café en la biblioteca > Se lo hizo servir en la biblioteca.

Me hice tatuar una estrella > Me la hice tatuar.

Me hice echar las cartas > Me las hice echar.

Con infinitivos intransitivos con sujetos no agentivos, son asimilables a los verbos inacusarivos.

Se dejó morir > *Dejó morirse.

Se dejó envejecer > *Dejó envejecerse.

Es preciso excluir las secuencias de dos pronombres átonos que posean el mismo caso, sea cual sea el verbo al que modifiquen:

Me lo hizo devolvérselo. > *Se me lo hizo devolver.

[me no puede interpretarse como acusativo, porque lo ya presenta ese caso]

Hay que evitar la secuencia de dos pronombres átonos idénticos, aun cuando aporten informaciones gramaticales diferentes:

Se obligó (a sí mismo) a decírselo > *Se se lo obligó a decir.

El orden de los pronombres que forman un conglomerado es estricto y está sujeto a determinadas condiciones que están ordenadas jerárquicamente, de modo que cada una de ellas tiene preferencia sobre las siguientes:

Se rechazan en la lengua culta secuencias como Me se cayó por Se me cayó.

Los conglomerados de tres pronombres átonos son más frecuentes en el español americano que en el europeo: Se me lo llevaron (expresión correcta puesto, puesto que se es el primer pronombre y me es primera persona y precede a lo tercera persona).

Posición de los pronombres átonos en estructuras complejas

Las perífrasis verbales equivalen a un núcleo verbal, aunque complejo, por lo que admiten que los pronombres átonos precedan al auxiliar sin variación perceptible en el significado. La anteposición es compatible con las preposiciones o conjunciones que separan el auxiliar del auxiliado (ir a, tener que, deber de).

Tengo que decírselo > Se lo tengo que decir.

Siguen intentándolo > Lo siguen intentando.

Debes hacerlo > Lo debes hacer.

Debo hacerlo > Lo debo hacer.

Solía visitarnos > Nos solía visitar.

Sigo teniéndolo > Lo sigo teniendo.

Estoy esperándote > Te estoy esperando.

Sigo pensándomelo > Me lo sigo pensando.

El se impersonal antepuesto al verbo y vinculado con un sujeto implícito de carácter inespecífico, no suele posponerse a los infinitivos en las perífrasis:

No se puede fumar aquí es preferible a

No puede fumarse aquí.

El se de las pasivas reflejas no presenta tal vinculación con el sujeto y tolera mejor la posposición:

Todos estos datos deben tenerse en cuenta.

El verbo dejar introduce perífrasis construidas con la preposición de y es compatible con la anteposición en construcciones que constituyen una afirmación atenuada:

No por ser ello molesto dejaré de decirlo > No por ser ello molesto lo dejaré de decir.

No lo es, en cambio, cuando constituye una perífrasis de fase:

No deja de repetírmelo > *No me lo deja de repetir.

Algunas perífrasis restringen la anteposición. Entre ellas están las que contienen verbos pronominales que introducen complementos de régimen o las impersonales con haber. Es inestable la anteposición con la perífrasis estar a punto de + infinitivo.

Se puso a escribirlo, no

*Se lo puso a escribir.

Hay que terminarlo pronto.

[se recomienda evitar Lo hay que terminar pronto]

Son incorrectas las construcciones en las que el mismo pronombre aparece a la vez como enclítico y como proclítico:

*Se debe respetarse cualquier opinión.

*Se lo tengo que decírselo.

Cuando una perífrasis verbal va encadenada a otra, de modo que el infinitivo o gerundio de la primera es a la vez auxiliar de la segunda, el pronombre puede aparecer pospuesto a la última forma, a la intermedia, o bien anteponerse a la primera:

No voy a poder leerlo.

No voy a poderlo leer.

No lo voy a poder leer.

Va a tener que entregármelo.

Va a tenérmelo que entregar.

Me lo va a tener que entregar.

Los verbos ir y venir también aceptan la anteposición en contextos que no forman perífrasis verbales. Las alternancias son posibles también con verbos no auxiliares que admiten subordinadas sustantivas, sobre todo si la subordinada se interpreta en sentido prospectivo, como sucede con los verbos de voluntad e influencia (esperar, intentar, mandar, preferir, etc.):

No se lo pienso preguntar (expresa posterioridad).

Espero pasar el curso > Espero pasarlo > Lo espero pasar.

Mandaron reparar el coche > Mandaron repararlo > Lo mandaron reparar.

Los verbos que expresan temor se interpretan prospectivamente, pero la anteposición se considera forzada: Lo temo oír.

Se prefiere asimismo Necesito decirlo a Lo necesito decir.

La estructura más frecuente en los verbos que admiten la anteposición suele ser la que muestra la enclisis del pronombre:

No pienso preguntárselo.

No quería confesárselo.

No sabría explicártelo.

Es poco natural la anteposición cuando el infinitivo denota una situación simultánea a la expresada por el verbo principal:

Negó conocerlo.

Lo negó conocer. [Esta variante es manos natural.]

Creí tenerlo arreglado.

Lo creí tener arreglado. [Secuencia menos natural.]

El infinitivo de perfecto suele dificultar la anteposición:

Espero haberlo resuelto.

Lo espero haber resuelto. [Secuencia raramente documentada.]

También impiden la anteposición las subordinadas de sujeto:

Conviene decírselo > *Se lo conviene decir.

Así como la presencia de ciertos elementos, como la negación:

Deseo no verlo más > *Lo deseo no ver más.

Los gerundios permiten adelantar los pronombres cuando forman perífrasis, no en caso contrario:

Salió haciendo eses > Salió haciéndolas, pero no

*Las salió haciendo.

Resulta normal, en cambio, cuando se trata de una perífrasis verbal (seguir + gerundio):

Siguió haciéndolas > Las siguió haciendo.

Las construcciones que contienen complementos preposicionales del verbo sin ser perífrasis verbales muestran cierta inestabilidad en la anteposición de los pronombres átonos:

Le enseñó a decirlo > Se lo enseñó a decir.

Lo obligaron a confesarlo > Se lo obligaron a confesar.

Tardó mucho en descubrirlo.

Nadie te obliga a hacerlo.

Lo trataba de disimular a duras penas.

Se percibe un marcado rechazo de la proclisis en verbos de complemento preposicional, especialmente si son pronominales:

Se empeñó en verlo > *Se lo empeñó en ver.

Se dedicaba a espiarla > *Se la dedicaba a espiar.

Rechazan la anteposición los verbos confiar (en), cansarse (de), insistir (en), soñar (con) y otros similares:

Confío en averiguarlo pronto > *Lo confío en averiguar pronto.

Se cansó de leerlo > *Se lo cansó de leer.

Los elementos sintácticos interpuestos interrumpen la adyacencia de los verbos e impiden la anteposición del pronombre átono:

Deseo verla > La deseo ver.

Deseo no verla más > *La deseo no ver más.

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Fuentes:

RAE: Nueva gramática de la lengua española. Madrid, 2009, § 16.7, 16.11, 26.6n,ñ,o]

RAE: Nueva gramática de la lengua española. Manual. Madrid, 2010, §16.4.2-3.

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