Laísmo - leísmo - loísmo

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

ARCHIVO DE CONSULTAS

Tengo problemas con el laísmo, leísmo, loísmo y, en general, con

las formas átonas del pronombre personal. 

¿Me podría explicar la norma?

El problema surge solamente con las formas átonas de tercera persona de los pronombres personales. Con la primer y segunda persona no hay dificultad, ya que el dativo y el acusativo tienen la misma forma: me, te, nos, os. La tercera persona tiene el esquema siguiente, válido para todo el mundo de habla hispana.

 

Formas átonas del pronombre

personal de 3a persona

sistema válido para todo el mundo hispano

caso

dativo

acusativo

género

masculino/femenino

masculino

femenino

singular

le

lo

la

plural

les

los

las

 

Formas átonas del pronombre

personal de 3a persona

sistema leísta admitido por la RAE

caso

dativo

acusativo

género

masculino/femenino

masculino

femenino

singular

le

lo/le

la

plural

les

los

las

 

Sp.

Deutsch

le

les

lo

la

los

las

ihm

ihnen / Ihnen

es / ihn

sie [femenino/singular]

sie [masculino/plural]

sie [femenino/plural]

 

Norma de la RAE:

«La Academia Española, teniendo en cuenta el origen etimológico de estas formas y la práctica más autorizada entre los escritores modernos, recomienda para el uso culto y literario la siguiente norma general: lo, para el acusativo masculino; la, acusativo femenino; le, dativo de ambos géneros, y además como acusativo masculino de persona, pero no de cosa; en plural, los para el acusativo masculino; las, para el acusativo femenino; les, para el dativo de ambos géneros. Así, pues, tratándose de un hombre podemos decir indistintamente No lo conozco o No le conozco; pero si se trata de una mujer, solo podemos decir No la conozco; hablando de un libro, Lo tengo en casa.» [RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1977, § 3.10.5.c, pp. 424-425]

«Es soll hervorgehoben werden, dass die paradigmatischen Verhältnisse der unbetonten Formen des Delokutivs sowie des Allokutivs [-vertraut] vor allem im Akkusativ aber auch im Dativ weitergehenden, tief greifenden Schwankungen unterliegen. Wir haben hier die zwei wichtigsten Standardsysteme aufgeführt. Das eine findet man in weiten Gebieten Amerikas, auf der Iberischen Halbinsel (Asturien, Aragon, Nordspanien) sowie auf den Kanarischen Inseln: lo(s) / la(s) // le(s). Das andere: lo(s) / le(s) / la(s) // le(s) ist vor allem in Kastilien und Leon anzutreffen. Das lo(s) / la(s) // le(s)- System ist ein etymologisches, während das zweite System eine kastilische Erneuerung darstellt, die noch nicht ganz vollzogen ist. In der Tat hat sich die Opposition lo/le im Akkusativ Maskulin als wesentlich stärker erwiesen als der entsprechende Pluralgegensatz los/les. Das ist vielleicht der Grund, warum der normative Vorschlag der königlichen Akademie in diesem Bereich einen Kompromiss darstellt. Akkusativ lo/le/la/los/las. Dativ le/les.

Um besagte Schwankungen terminologisch zu erfassen, verwendet die spanische Grammatik die Fachausdrücke loísmo, leísmo oder laísmo. Der Loísmus bezeichnet den überwiegenden Gebrauch vom akkusativischem le anstelle von le. Leísmus ist die überwiegende Verwendung von akkusativischem le anstelle von lo/la. Der Laísmus schließlich gibt la den Vorzug vor dem dativischen le, z.B. la escribió una carta a María anstatt le escribió una carta a María

[Cartagena, N./Gauger, H.-M.: Vergleichende Grammatik Spanisch-Deutsch. Mannheim: Duden, 1989, Bd. 1, S. 231]

El empleo de le con función de complemento directo masculino singular de persona (fenómeno llamado leísmo) es típico del centro y norte peninsular, pero no de otras regiones peninsulares ni de Hispanoamérica, que conservan el esquema fijo: le, les; lo, la, los, las para las formas átonas del pronombre personal de tercera persona. Excepto el centro y norte peninsular, se sigue la contraposición le objeto indirecto, lo objeto directo (de persona, cosa y neutro). Sin embargo, la abundancia del empleo de le para el acusativo masculino singular de persona en la lengua culta y literaria ha movido a la Real Academia Española a admitirlo, pero manifestando, al mismo tiempo, su deseo de que se mantenga la distinción le para objeto indirecto (todos los géneros) y lo para objeto directo masculino (persona y cosa [alemán: ihn], así como neutro [alemán: es]). Sigue siendo incorrecto el empleo de le en función de objeto directo (acusativo) para animales, cosas o género neutro. En estos casos la RAE prescribe la forma lo, empleada en las regiones periféricas peninsulares y en Hispanoamérica.

El empleo de le y les en función de objeto directo en vez de lo y los es corriente cuando se trata de formas de cortesía (le ... a usted / les ... a ustedes) y hay peligro de ambiguedad en la frase al final de las cartas: Le saluda atentamente / Les saluda atentamente. Ver más abajo: leísmo de cortesía. El empleo de les en función de objeto directo masculino plural de persona, en vez de los, es usado por muchos autores que exigen que la RAE lo admita como correcto, cosa que todavía no es el caso.

Centro y norte peninsular:

Quería hablar con Miguel y le llamó por teléfono a la oficina.

Resto de España y toda Hispanoamérica:

Quería hablar con Miguel y lo llamó por teléfono a la oficina.

Norma para todo el mundo hispano:

*El libro le dejé en casa. [leísmo incorrecto]

El libro lo dejé en casa. [correcto]

* Eso no le aprobará la junta directiva. [leísmo incorrecto]

Eso no lo aprobará la junta directiva. [correcto]

El País defiende el leísmo tolerado por la RAE:

«La utilización de le por el lo en función de complemento directo masculino no es incorrecta, ya que se trata de la fórmula más extendida en la mitad norte de España.» [El País – Libro de estilo]

El Departamento de Español Urgente de la Agencia EFE, por el contrario:

«Con todo, la Academia manifiesta su deseo de que se mantenga la distinción etimológica entre le y lo. Procúrese observarla: los despachos leístas chocan en muchas zonas del país, que, en esto, se muestran más fieles al latín.»

«Los errores de leísmo, laísmo y loísmo se explican por la tendencia a cambiar los subsistemas de carácter funcional-etimológico (los casos acusativo y dativo del latín), por otros donde lo que importa es distinguir el género masculino del femenino y del neutro, por una parte; y la persona de la cosa, por otra.» [Gómez Torrego, L.: Manual de español correcto. Madrid: Arco/Libros, 1991, vol. 2, p. 57]

Problema aparte es la inseguridad de muchos hablantes respecto a la rección de algunos verbos. Mira en este FORO la consulta Interesar y preocupar y ayudar, por ejemplo. En caso de duda, consultar el diccionario para ver si el verbo es transitivo o intransitivo. En caso de duda, consulta la Base de Datos Sintácticos del Español Actual de la Universidad de Santiago de Compostela.

leísmo

 

Es el uso de le (forma del dativo singular) en lugar de lo (acusativo singular masculino). La Real Academia acepta el uso de le como complemento directo, pero única y exclusivamente cuando se refiere a persona, y no a animal o cosa, y sólo en singular: A Miguel le he visto esta mañana. / A Miguel y a Luis los he visto esta mañana.

«Es incorrecto el uso de le como complemento directo (Ese cromo ya le tengo), excepto cuando le se usa para un complemento directo de persona de sexo masculino en singular (le recibieron con aplausos).» [Departamento de Español Urgente de la Agencia EFE]

La combinación formada por el verbo hacer + infinitivo es muy propicia a inducir a error, ya que el infinitivo no es el complemento directo del verbo hacer, sino que forma con él una unidad. Así el objeto sobre el que recae la acción es objeto directo y va en acusativo:

Leísmo:

-¿Vino Anabel?
–Sí, le hice venir porque su padre quería hablar con ella
.

Correcto:

-¿Vino Anabel?
–Sí, la hice venir porque su padre quería hablar con ella.

Leísmo:

-¿Cómo es que está hoy Juan en la oficina? ¿No estaba de vacaciones?
–Sí, pero el jefe le hizo venir porque lo necesitaba urgentemente
.

Correcto:

-¿Cómo es que está hoy Juan en la oficina? ¿No estaba de vacaciones?
–Sí, pero el jefe lo hizo venir porque lo necesitaba urgentemente

Otro caso que induce a error es el de los verbos que llevan un complemento preposicional con a. Esta preposición induce a creer que el complemento que sigue ha de ser indirecto, cuando en realidad se trata de verbos transitivos. Son casos como ayudar a / obligar a, etc., que deben ir acompañados de un complemento directo (en acusativo), por tanto el pronombre átono siempre será lo / le [masculino singular] / los / la / las.

Leísmo:

Saludó a las señoras y les ayudó a quitarse el abrigo.

Correcto:

Saludó a las señoras y las ayudó a quitarse el abrigo.

Leísmo:

Señora, ¿le ayudo a subir la compra?

Correcto:

Señora, ¿la ayudo a subir la compra?.

Leísmo:

*La secretaria estaba enferma, pero el jefe le obligó a venir a la oficina.

Correcto:

La secretaria estaba enferma, pero el jefe la obligó a venir a la oficina.

«El 'leísmo' del español está definido como el uso de 'le' en lugar de 'lo' y está supuestamente restringido a un referente masculino singular (Lapesa 1983). También se piensa que es un fenómeno dialectal del norte y centro de España, que se originó por una confusión fonológica durante la Edad Media (Marcos Marín 1978). En este artículo se presenta evidencia que muestra que el uso de un clítico dativo (le/les) para pronominalizar un complemento acusativo humano (lo/la/los/las) no se restringe al masculino singular y tampoco se restringe al uso peninsular. En lugar de ser un fenómeno dialectal, el llamado leísmo español es parte de la alternancia general en español (y en otras lenguas) de dativo y acusativo para marcar un complemento directo (González, 1998). Esta alternancia tiene una explicación sistemática si se ve como una interacción de la animacidad relativa del sujeto y de un complemento directo: Este último tiende a marcarse con dativo en lugar de acusativo cuando es tan alto en la jerarquía de animacidad como el sujeto y especialmente cuando es más alto.» [González, Luis. "El leísmo hispano. Un análisis basado en roles temáticos". Linguística y Literatura 32, 97-114. Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia). Diciembre de 1997. En: El leísmo hispano.]

 

leísmo de cortesía

 

El leísmo de cortesía consiste en utilizar le/les como complemento directo haciendo referencia a un interlocutor masculino o femenino al que se trata de usted: ¿Le atienden ya? / Si quiere, le acompaño a casa.

Se usa para evitar ambigüedad como en la frase:

Ambiguo:

*Despídale a él, que yo le acompaño a casa.

Correcto:

Despídalo (a él), que yo le acompaño (a usted) a casa.

Es un uso muy extendido hoy día en toda la comunidad hispanohablante (incluidas las despedidas formales en las cartas: Le saluda atentamente). Este uso está siendo aceptado como correcto, salvo en los casos en que el complemento directo es femenino, y entonces no habría peligro alguno de ambigüedad. En estos casos se emplea la forma femenina la: ¿Señora, la ayudo? / ¿Puedo ayudarla en algo? / ¿Me permiten que las ayude?

 

loísmo

 

Uso de lo/los en función de complemento indirecto, en vez de le/les. Este uso erróneo está menos extendido y se considera como el uso más vulgar:

Loísmo:

*Lo he dado el regalo un regalo a mi novio.

Correcto:

Le he dado un regalo a mi novio.

Loísmo:

*No se dan cuenta de que los están tomando el pelo.

Correcto:

No se dan cuenta que les están tomando el pelo.

 

laísmo

 

Uso del pronombre la/las en función de complemento indirecto, en vez de le/les.

Laísmo:

*A Maribel la regalé una pulsera para su cumpleaños.

Correcto:

 A Maribel le regalé una pulsera para su cumpleaños.

Laísmo:

*A los niños los vamos a regalar para Navidad un ordenador.

Correcto:

A los niños les vamos a regalar para Navidad un ordenador.

Es muy corriente el laísmo con ciertos verbos intransitivos: gustar, interesar, pasar, importar, etc.:

Laísmo:

*A ella la gusta mucho ir a bailar a las discotecas.

Correcto:

A ella le gusta mucho ir a bailar a las discotecas.

Laísmo:

*¿Qué la pasa a Anabel que ya no volvió más por aquí?

Correcto:

¿Qué le pasa a Anabel que ya no volvió más por aquí?

Ver también: Interesar y preocupar